domingo, 11 de enero de 2009

The B Word - Season One

(Se puede ver más grande pinchando sobre la foto)


El domingo que viene -al loro con el contador de la derecha- podremos ver el comienzo de la sexta temporada de The L Word en España, al tiempo que termina la primera de The B Word, por aquí por nuestros lares. Queríamos demostrar que la hipótesis de Alice era buena y la verdad es que la chavala no andaba muy desencaminada.

Se nos quedan recolgando, eso sí, dos nodos sin conexión alguna con el centro principal. Uno de los universos paralelos (Frikibollo-Plumas) es así, tal cual, cerrado. Y no creo que vaya a cambiar en la próxima temporada. En cambio, en el de Mafalda no descartamos cambios en relación con historias del pasado, aún sin revelar.



A lo que iba, el domingo 18 de enero a las 21h veremos el primero de los pocos episodios que compondrán la sexta temporada, dos semanitas más tarde de lo que venía siendo ya habitual en los últimos años. La nueva temporada sólo contará con 8 episodios, en lugar de los 12 o 13 a los que nos tenia acostumbradas Ilene Chaiken, su creadora y productora ejecutiva.

Esto no marca exactamente la desaparición de The L World, ya que la serie acabará pero no lo hará del todo. Recordemos las noticias sobre el spin off de la serie, protagonizado por Alice. Sobre el spin off poco que comentar puesto que la decisión final sobre su salida al aire sigue en manos de la cadena, eso sí, de aprobarse The farm es más que posible que el resto del reparto siga saliendo esporádicamente como invitadas del nuevo proyecto. Algo es algo.

En el primer episodio nos encontramos con que Jenny está muerta. Sí, sí, la Schecter ahogada en la piscina durante una fiesta en casa de Bette y Tina, la sargento Xena llegando a la escena del crimen y las chicas destrozadas. Compartimos las dos teorías de Rogue, de lesbicanarias: 1. que todo sea una broma, sueño, o realidad alternativa. Ya sabéis, que sea una especie de sueño, que en el episodio dos alguien se despierte y diga: ¡No te vas a creer lo que soñé hoy! -tienes toda la razón del mundo, después de Los Serrano ya todo es posible- o 2. que realmente esté muerta y la serie empiece por el final para mantenernos enganchadas a la pantalla durante los restantes 7 capítulos, cómo si para conseguirlo hubiera sido necesario montar la que han montado.

También he leído que habrá un nuevo final para la película de Jenny (Lez Girls), así que ¿las imágenes que hemos visto sobre la muerte de Jenny son ficción o realidad? ¡Ah! Y que Max tiene un pequeño problema médico. No quiero ser gafe, pero recordad que ya se había adelantado que alguien iba a quedarse embarazada...



Hay que joderse con la Jenny. Plagia a Alice la idea para una película, machaca a Max con el tema de su sexualidad, a Tina le hacen responsable de un negativo desaparecido, amenaza a Bette con contar a su una supuesta infidelidad. ¿No es para matarla?

En fin, chicas, que para documentarme en condiciones para hacer este post he encontrado spoilers a tutiplén, así que quien quiera leer casi todo el primer episodio de la serie, no tiene más que darse una vuelta por los foros de Television Withouth Pity y empezar a leer. Aquí va un
enlace destripa-tramas, ideal para las más impacientes.

Haciendo un poco de repaso sabemos que esta sexta temporada tendrá menos capítulos, que volverán a ella personajes como el de Papi y el de Dylan -ya iba siendo hora- y que entre sus nuevas incorporaciones tenemos a la ex-showgirl Elizabeth Berkeley, a Lucy Lawless -alias Xena, la princesa guerrera- y a ese nuevo talento llamado Mei Melancon, que encarnará a una nueva trabajadora social que curra en un refugio para necesitados en el centro de Los Angeles. Y por supuesto Jodie, Tasha, Molly y Dawn Dembo seguirán dando guerra por ahí. Finalmente otro actor al que probablemente habréis visto en Prison Break, Rockmond Dunbar, también aparecerá esta sexta temporada haciendo de Drag Queen, y efectivamente acabará teniendo bastante roce con Kit. ¡Esta tía tiene un imán para las parejitas frikis!

Dicen por ahí que también vuelve Gabby Deveaux, aunque yo no pondría la mano en el fuego, y de quien no he oído nada tampoco es de Lauren Lee Smith (Lara), lo cual me sienta fatal. Bueno, sí.
He leído esta mañana que la tenemos en CSI. ¡Me cambio de serie!

viernes, 9 de enero de 2009

Mi nombre es Harvey Milk


Hoy se estrena en España la película "Mi nombre es Harvey Milk" (Milk), del director Gus Van Sant, sin duda una de las candidatas a mejor película en los próximos Oscars. Como sabéis, Harvey Milk fue el primer hombre gay en lograr un cargo público en los EE.UU. en el año 1977, pero esto no sólo significó lograr un cargo sino significó una victoria para los derechos gays.

Los estudios Focus Features volvieron a apostar por la homosexualidad como argumento para conmover a la audiencia después de la exitosa Brokeback Mountain (2005), que logró tres estatuillas. Una de las bazas del filme es su nivel interpretativo, con un transformado Sean Penn y el respaldo de secundarios como Emile Hirsch (Into the Wild, 2007), Josh Brolin (W., 2008), James Franco (saga de Spider-Man) y Diego Luna (Y tu mamá también, 2001).

La película se estrenó en todos los cines de EEUU el 5 de diciembre, en unos meses marcados por un renacimiento de las campañas por los derechos civiles de los homosexuales, después de que más de la mitad de los californianos votasen en contra de permitir las bodas gays. La historia retoma la épica de la lucha por unos ideales en la que el héroe fallece trágicamente y su figura se convierte en un símbolo social.

Os cuento un poco de qué va la cosa. Al cumplir 40 años, Harvey Milk, un agente de bolsa neoyorquino que vive su homosexualidad en secreto, decide, junto con su novio, mudarse a San Francisco, abrir una tienda y dejar de esconder su gusto por los hombres. Pronto su vida se encamina hacia la política y las circunstancias le llevarán a presentarse a un puesto en la cámara de representantes de distrito del ayuntamiento de San Francisco, un cargo que consigue gracias al respaldo popular en 1977. La muerte le llegó un año después de un disparo efectuado por un ex miembro de la cámara de representantes de San Francisco.

Van Sant tira de ideario y de condición para filmar una gran historia, de esas que sólo se pueden rodar en Estados Unidos, que calará muy hondo en estos tiempos de Obama y del Yes, we can. Una auténtica golosina para Sean Penn, que se asegura medio Óscar con este papel.

La carrera política de Harvey Bernard Milk, concejal del Ayuntamiento de San Francisco entre el 8 de enero y el 27 de noviembre de 1978 (la fecha de su asesinato), fue tan breve como inabarcables resultan los ecos de su legado en la historia del activismo gay: primer político americano abiertamente homosexual, Milk ha inspirado un musical, una ópera y una biografía de referencia -The Mayor of Castro Street, de Randy Shilts- que sirvieron de punto de partida a un documental oscarizado -The Times of Harvey Milk (1984), de Rob Epstein y Richard Schmiechen- y que ya había sido tanteada por Gus Van Sant para una posible adaptación cinematográfica que no vio la luz.

Las diferencias entre esa película nonata y la que ha acabado realizando el mismo director con la complicidad del aquí guionista Dustin Lance Black -y, a su vez, cineasta claramente comprometido con la causa gay- y de un Sean Penn con lujuria de Oscar pertenecen al terreno de la conjetura: quizá podría haber sido una película más agresiva, airada o radical, pero la sombra de esas posibilidades no debería difuminar los méritos de Mi nombre es Harvey Milk, un trabajo que extrae su fuerza precisamente de su capacidad de doblegarse a la convención para lograr sus propósitos. En cierto sentido, Gus Van Sant actúa como el Harvey Milk que utilizó su corte de pelo y su indumentaria -un espejismo de orden- como arma política orientada a captar la benevolencia del votante.

Explotando las posibilidades didácticas del género en el que se inscribe, Mi nombre es Harvey Milk consigue hacer transparente y comprensible un proceso sumamente complicado: la articulación de una reivindicación política en el tejido de una ciudad a partir de la apropiación comunitaria de uno de sus barrios, el trenzado progresivo de un lobby de influencia y la racional infiltración en sus órganos de poder. La película es mucho más que la hagiografía de un activista gay: es toda una lección de política americana y, al mismo tiempo, la crónica de un civilizado juego de estrategia ciudadana cuya meta final es la conquista de libertades colectivas.

Para J. Hoberman, crítico del Village Voice, es la primera película americana abiertamente obamista: una vida ejemplar trazada con los colores de la esperanza y que no hurga en las turbulencias políticas que siguieron al asesinato de Milk y el alcalde George Moscone a manos del ex concejal Dan White. Sean Penn ofrece un intenso recital de contención en la piel de este mártir ciudadano que, pese a su temperamento discreto, supo entender que la política de su país tenía una de sus claves en el sentido del espectáculo.


¡Nos vemos en el cine!